Málaga demuestra que el riesgo de deslumbramiento no impide instalar energía solar en aeropuertos
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Málaga demuestra que el riesgo de deslumbramiento no impide instalar energía solar en aeropuertos

jueves, 18 de diciembre de 2025
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Málaga / 2025-12-18 – Las reticencias históricas a desplegar paneles solares en aeropuertos —motivadas principalmente por el riesgo de deslumbramiento para pilotos y controladores— acaban de recibir una respuesta práctica desde España. Un proyecto en el Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol ha certificado la integración de fotovoltaica sin generar riesgo visual, desmontando así la excusa operativa que había frenado muchas instalaciones.

El rechazo a colocar paneles en torno a pistas y plataformas no era por esnobismo técnico: la preocupación por el "glint and glare" —reflejos especulares que pueden deslumbrar— está recogida en procedimientos de seguridad aeronáutica y en la normativa de operadores como Aena. Además, organismos internacionales (ICAO, EASA) recomiendan analizar el impacto visual de cualquier superficie reflectante en zonas de aproximación y despegue.

Lo relevante del caso de Málaga no es solo la instalación de módulos, sino el enfoque metodológico. Según reportes en medios nacionales y una cobertura técnica reciente (Xataka, Europa Press, Cadena SER, La Opinión de Málaga), el proyecto combinó tres palancas:

  • Estudios fotométricos y simulaciones de glint/glare con modelado solar en 3D, tomando como entradas trayectoria solar, geometría de módulos y líneas de aproximación.
  • Selección de tecnología con baja reflectancia (especialmente módulos con recubrimiento antirreflectante y vidrio texturizado) y acabados oscuros que reducen la intensidad de destellos especulares.
  • Diseño de emplazamiento y orientación: paneles en cubiertas, marquesinas de aparcamiento y áreas alejadas del eje de aproximación, con ángulos de inclinación y filas configuradas para minimizar reflexiones dirigidas hacia cabinas y torre.

El resultado: verificaciones operativas y un informe de compatibilidad que descarta impactos relevantes en seguridad visual. Esa validación técnica fue suficiente para que el aeropuerto avance con una implantación escalonada de sistemas fotovoltaicos destinados a cubrir parte de su demanda eléctrica y a suministrar energía a instalaciones de tierra.

¿Por qué importa esto más allá de Málaga? Primero, porque las razones técnicas que se aducían para bloquear la fotovoltaica eran reales pero tratables con ingeniería. No era una barrera inmutable, sino un requisito de diseño y verificación. Segundo, porque los aeropuertos son consumidores eléctricos intensivos —iluminación en plataformas, climatización de terminales, sistemas de navegación y servicios— y son candidatos naturales para autoconsumo, microgrids y resiliencia energética.

Desde la perspectiva económica y operativa, la integración responsable de PV aporta tres beneficios claros:

  1. Reducción de costes energéticos y exposición al precio del mercado eléctrico.
  2. Mejora de la resiliencia operativa mediante generación local y posibilidad de acoplar almacenamiento para picos y backup crítico.
  3. Mejora de la huella de carbono del transporte aéreo en tierra —un argumento importante para aeropuertos que buscan certificaciones ambientales o cumplimiento de objetivos de descarbonización.

Quedan, por supuesto, consideraciones adicionales. Los estudios de Málaga se han centrado en el riesgo visual, pero cualquier implantación aeroportuaria debe evaluar también efectos sobre fauna (pájaros), mantenimiento operativo, peso estructural en cubiertas, y las interacciones electromagnéticas con equipos sensibles. Además, la estandarización de metodologías de estudio (herramientas software, métricas de umbral de deslumbramiento, protocolos de validación in situ) facilitará que otros aeropuertos repliquen la solución sin recrear procesos desde cero.

En términos de mercado, el caso Málaga puede acelerar una ola de proyectos en aeropuertos medianos y grandes, sobre todo en regiones con alta irradiación solar. La clave para escalar no será solo instalar más paneles, sino documentar y normativizar los procedimientos de glint/glare y promover tecnologías PV con baja reflectancia como estándar para entorno aeroportuario.

Conclusión: la vieja excusa del "riesgo de deslumbramiento" deja de ser una barrera absoluta. Málaga ha mostrado que, con análisis rigurosos y selección tecnológica adecuada, la fotovoltaica puede coexistir con operaciones aéreas seguras. Para la transición energética esto significa abrir un nuevo nicho de demanda y permitir que infraestructuras críticas aprovechen la generación distribuida sin comprometer la seguridad.

Fuentes: cobertura informativa reciente por Xataka, Europa Press, Cadena SER y La Opinión de Málaga; comunicados y declaraciones públicas del proyecto técnico en Aeropuerto de Málaga (cobertura periodística, diciembre 2025).